Apodado 'El Jefe' (Neftenga en etiope) se marcha después de ganarlo todo y conseguir todos los records posibles.
Con el adiós de Gebreselassie se marcha también un trozo del atletismo. Nunca nadie ha dignificado de esa manera este deporte y tardará mucho tiempo en salir una figura de tan enorme calibre. El mejor fondista de todos los tiempos triunfó en todo lo que se propuso, dejando momentos inolvidables en la historia del atletismo.
De la privilegiada estirpe de los etiopes Gebreselassie forjó su organismo a base de sufrimiento. De niño tenía que correr todos los días 10 kilómetros en busca de agua hasta transformar esa distancia en un simple paseo para él. En 1993, con tan sólo 20 años, subió al trono del fondo mundial, imponiéndose en los 10.000 metros del Mundial de Stuttgart.
Los récords empezaron a caer como la espuma y no tardó en convertirse en plusmarquista mundial de las dos distancias. En 1996, y tras volver a ganar el Mundial de los 10.000 en Suecia, tocó el cielo proclamándose campeón olímpico en Atenas con un superioridad aplastante. En sólo tres años Gebreselassie había revolucionado el atletismo. ¿Cuál era su techo?
El Jefe Apodado 'Neftenga' (jefe en etiope) siguió repartiendo exhibiciones y alegría llí donde iba. En el año 2000 llegaría 'la carrera'. En los Juegos Olímpicos de Sidney Gebreselassie llevó su leyenda a un punto jamás conocido después de protagonizar la que sería proclamada la mejor carrera de 10.000 de la historia. Después de dominar la distancia durante casi una década a Neftenga le salió un hueso y 'para más inri' tenía nacionalidad keniata: Paul Tergat.
Después de dominar la distancia durante casi una década a Neftenga le salió un hueso: Paul Tergat
Tergat llegaba a los Juegos con la intención de quitarse el sobrenombre de 'segundón' que le había perseguido tras sus duelos con 'Gebre'. La final de los 10.000 en Sidney era la mejor forma de acabar con el mito Gebreselassie y estuvo cerca, muy cerca de logralo. A falta de 100 metros Tergat tenía unos metros preciosos de ventaja, pero en ese momento emergió el mito. Con un sprint monumental, como si no hubiesen corrido casi 10 kilómetros, Neftenga dio caza al keniata y acabó imponiéndose por tan solo 90 centésimas. La leyenda etiope seguía firme, muy firme.
Un mito acaba con otro mito
Sin embargo Gebreselassie sabía que por detrás venía otro mito que acabaría por seguir su legado: Kenenisa Bekele. Los dos etiopes midieron sus fuerzas en el Mundial de París 2003 (diez años después de su primer entorchado en Stuttgart) y ahí sí que claudicó Gebreselassie ante la juventud del fulgurante Bekele. La derrota en Francia provocó un desafío para el que estaba perfectamente diseñado el gran atleta africano: el maratón.
Cinco años después, el 28 de septiembre de 2008, el etiope se convirtió en el hombre más rápido en correr los 42 kilómetros con una marca de 2h 03' 58''. Una vez logrado el último desafío, el adiós de Haile se hacía más próximo. Nueva York fue el lugar elegido para despedir a uno de los más grandes de la historia. Sin duda alguna, Londres 2012 queda huérfano sin Neftenga.
TEXTO DE ÁLVARO ROCA 08/11/10: MARCA.COM