Los expertos en dopaje barajan muchos aspectos en los controles antidoping que realizan a los deportistas. No sólo saben que alguien está utilizando productos prohibidos cuando un análisis da positivo, también sospechan de aquellos cuyos resultados de las analíticas dan sistemáticamente el mismo resultado, los mismos parámetros y siempre impolutos.
Un exceso de regularidad, ser demasiado ‘correcto’, alerta enseguida a los ‘vampiros’, que saben que es imposible que un deportista no tenga ningún tipo de variación en los parámetros sanguíneos en distintos momentos de su vida deportiva.
Según publicó ayer ‘El País’ esto es lo que ocurrió con Marta Domínguez. La Federación Internacional de Atletismo (IAAF) detectó a través de sus expertos hace ya años que la palentina tenía un perfil hematológico demasiado ‘correcto’, lo que les hizo tomar la decisión de vigilarla más de cerca. Pasaba a ser sospechosa. La base: elementos indirectos. Les falta la prueba directa para comprobar si la atleta se dopa, algo que intentan hallar con un control más exhaustivo de lo normal de la deportista. La vía para conseguirla no es otra que someter a más controles sorpresa a la atleta.
La palentina ‘sufrió’ los efectos de esta sospecha en el Mundial de Berlín el año pasado. Según se detalla en ‘El País’, el 14 de agosto a los expertos antidopaje de la IAAF les llamó la atención los resultados de un control de sangre de Marta y ordenaron un inmediato control de orina, en su búsqueda de EPO y CERA. Se lo hicieron al día siguiente, pocas horas antes de correr las series de los 3.000 obstáculos, con lo que hubo grandes quejas por parte de la atleta y su entrenador por lo inadecuado del procedimiento de la IAAF.
El organismo reconoció que tal vez había obrado con falta de respeto y el control dio negativo, como todos a los que Domínguez ha sido sometida durante su larga carrera deportiva. La palentina se clasificó con un tiempo discreto, pero en la final asombró al mundo entero con una carrera espectacular, que dominó de principio a fin, y se proclamó campeona del mundo con un tiempo espléndido de 09:07.32, tercera mejor marca de la historia.
Otro ‘elemento indirecto’ que puso a la IAAF ojo avizor fue la decisión de la fondista de colaborar con el ex obstaculista César Pérez. La Federación Española tenía malas referencias de este técnico que era conocido como ‘el camello de la Blume’ en el mundillo del atletismo. Esto ocurrió antes de los Juegos Olímpicos de Pekín, en 2008, y la RFEA alertó a la IAAF de las presuntas ‘malas artes’ de Pérez. El organismo internacional decidió ya entonces ponerse manos a la obra y seguir de cerca a Marta, a quien sometió a una retaíla de controles para intentar ‘cazarla’. No lo consiguió.
Pendientes y liebres
Pese a que la IAAF no tenía pruebas directas, sí disponía de indicios que Marta estaba vinculada con el dopaje. También la Guardia Civil, aunque en este caso era por tráfico de productos y no por su consumo. Las escuchas telefónicas, ordenadas por la jueza, fueron determinantes para desatar la Operación Galgo. En ellas se oye a la atleta hablar en posible jerga de dopaje. La jueza le preguntó: “En una de sus conversaciones con su entrenador usted le dice: ‘César, tráeme los pendientes’. ¿No es cierto que pendientes es una jerga del dopaje?”, le inquirió la magistrada. Marta lo negó: “Sólo le pedí que me trajera los pendientes que me dejé olvidados tras un entrenamiento”, se defendió. Respecto al uso del término ‘liebre’, explicó que es un instrumento para ayudarse en los entrenamientos.
Fuente: sport.es