El 17 de abril los corredores mexicanos intentarán romper la "maldición" que les aqueja, durante el maratón de Londres, en donde se definirán los puestos para los Juegos Panamericanos de Guadalajara y el Campeonato del Mundo en Daegu, Corea del Sur, país que podría ser afectado por las nubes radiactivas procedentes de Japón, aunque aún faltan cinco meses para su realización.
Desde hace casi una década, ningún atleta mexicano ha podido bajar de las dos horas y 10 minutos. El último en hacerlo fue Andrés Espinosa en el maratón de Berlín en el 2003 (2:08:46) dentro de la categoría de más de 40 años, lo que le retribuyó su pase a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
El lunes, en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez, nos encontramos con el doble participante olímpico Alejandro Suárez y su entrenador y ex atleta Isidro Rico. Dentro de la fugaz charla, tocaron dos puntos de cara a los Juegos Olímpicos de Londres, la integración de un binomio con características semejantes: Alejandro está listo para romper con la barrera que ha sido la expresión de la inamovilidad del fondo en México y con la incorporación de Juan Luis, dirigido por Tadeusz Kempka, fortalecen el representativo nacional ante el dominio avasallador de kenianos y etiopes.
Ya habíamos advertido en "Olimpiónicos" sobre la pobreza de los tiempos mexicanos sobre los 42 kilómetros y 195 metros dentro de las clasificaciones mundiales. El mejor era Alejandro Súarez, tras su décimo lugar en Boston en el 2010. Sin embargo, confirmó que esta era la segunda prueba en su carrera, una vez cumplido su ciclo en la pista y salto natural dentro del proceso deportivo.
El 20 de marzo en Nueva York, Alejandro corrió un medio maratón con un resultado que le hace abrigar un buen pronóstico la semana próxima. El corredor de 30 años realizó una marca de un 1:02:16, y de tal suerte que en la sede olímpica del año próximo y con el ritmo que impriman los africanos confía en romper la "maldición" que ensombrece al atletismo mexicano.
Claro que ese deseo maligno ha sido la falta de trabajo dentro de la Federación, al debilitamiento de los grupos que promovieron el fondo por la falta de pago a los entrenadores, no obstante que en el maratón es donde mejor se gana con garantías y premiaciones. En el mejor año de Dionicio Cerón, se embolsó cerca de un millón de dólares, con su triunfo en Londres, además de que siempre que llegaba a Inglaterra era recibido como si fuera un miembro de la realeza y en efecto lo fue del deporte.
Para Isidro Rico es fácil correr debajo de las 2:10 horas, material humano en nuestro país hay de sobra. Sólo que para ser alguien en el maratón, se requiere de un corazón del tamaño del mundo, capaz de ejercer un sacrificio como lo hacían nuestros antepasados, hasta transpirar sangre, y por supuesto, una visión a largo plazo, incentivos y mucha paciencia por decirlo de alguna manera.
Fuente: oem.com.mx