En un encuentro con el diario francés 'L'equipe' asegura que "Usain Bolt es una excepción. Lo que hace es extraordinario. Lo increíble es la distancia que hay entre él y los otros. La gente viene a ver atletismo sólo por Bolt. Si no viene, el atletismo no interesa y el estadio está vacío. Por eso nos hacen falta otros Bolt", afirmó el plusmarquista mundial de maratón.
Con respecto a su disciplina actual, el maratón, el etíope explica los principales problemas para aquellos que se atreven, como él, a practicar una de las pruebas más duras del mundo. "El maratón no es una carrera, es una aventura. Cuando corres un maratón no sólo corres contra los demás, sobre todo lo haces contra ti mismo. Es una prueba de la verdad y además nunca sabes cuándo va a surgir el problema, pero sabes que surgirá".
Gebre analiza la situación de las pruebas de larga distancia, y reconoce que "es muy problemática" porque "casi no hay carreras". "La mayor parte de los mítines son en Europa y los espectadores ven sobre todo a kenianos y etíopes, no a los de sus países", afirmó. Con respecto a la supremacía de los atletas de África con respecto a los del viejo continente, el etíope asegura que "es un problema de cantidad", quien ve en Paula Radcliffe el ejemplo a seguir.
El plusmarquista mundial de los 10.000 m. considera que aparte de grandes atractivos como Usain Bolt que llenen estadios, se necesitan grandes duelos como el que protagonizó durante años con el keniano Paul Tergat. "Tergat ha sido mi adversario más grande y se ha convertido en uno de mis mejores amigos, en la pista queríamos saber quien era el más fuerte pero fuera tenemos una relación fraternal", asegura Gebre.
Se pasó al maratón en 2002 tras una carrera plagada de éxitos en el fondo con varios récords mundiales, campeonatos del mundo y dos oros olímpicos -Atenas 96 Sydney 2000-, como ha asegurado en varias ocasiones se retirará tras la próxima cita olímpica de Londres 2012. "Hoy ya no me entreno como antes porque tengo diferentes problemas de salud, por alergias. Soy alérgico al frió y al polen, y también tengo dolores. Debo escuchar a mi cuerpo, ya no volveré a ser joven", asegura el etíope que ya anunció su retirada en noviembre de 2010 rectificando tan solo ocho días más tarde.
Una vida como empresario y con un posible futuro en la política
Haile Gebrselassie lleva una vida completa compaginando su vida como atleta de primer nivel y boyante empresario en su país. Al mismo tiempo que entrena, lleva a cabo distintos proyectos como empresario dirigiendo varias sociedades.
El atleta etíope se levanta todos los días a las cinco de la mañana para compaginar su nueva vida como plusmarquista mundial y empresario de reconocido prestigio en su país. ' Me levanto, tomo un poco de pan y un poco de té y me entreno hasta las nueve. Después me ducho, me tomo un zumo de frutas y me voy al despacho. Suelo trabajar hasta las doce y media y después me voy a comer. Una comida bastante copiosa, para mí esta hora es el alimento más importante del día. Como 'injera', nuestro plato nacional (una crepe enorme a base de cereales y con mucho hierro). Después vuelvo a la oficina hasta las cinco, y cuando acabo me voy y entreno hasta las siete. Algunas veces en el bosque, otras veces en el gimnasio, depende de mi programa. Cuando acabo me voy a casa para pasar tiempo con mis hijos", cuenta el plusmarquista mundial.
El atleta de Arsi tiene entre sus negocios un hotel de cinco estrellas -con más de 200 habitaciones- en Awassa (a 270 kilómetros de Adis Abeba), un cine, oficinas y tiene bajo su responsabilidad la importación exclusiva del grupo Hyundai para Etiopía. A su cargo están más de 650 empleados.
Hombre muy popular en su país, no descarta participar en la política etíope porque "es un deber para mi participar en el desarrollo de mi país que siempre se ha asociado a imágenes de catástrofes, hambre y guerras. Yo quiero mostrar otra cara de Etiopía, la de una economía en pleno desarrollo que tiene un crecimiento del 10% y con un gran potencial. Es indispensable educar a las personas para mejorar y cambiar la sociedad". Aunque reconoce que "creo que podría ser buen político, al servicio de mi país, por el momento no lo seré", explica Gebre.
Fuente: elmundo.es
