"Es más duro que correr y tan insoportable como el que siento después de varias series de una vuelta a la pista con poca recuperación, sin embargo si no lo tomo en serio, pasa", asegura.
A pesar de los adelantos de la medicina hoy en día, la terapia más efectiva para disminuir el cansancio de los atletas después de un entrenamiento no está relacionada con ningún aparato moderno, sino con la sencilla técnica del agua helada, eficiente y barata, aunque dolorosa.
"Al principio parece como si te encajaran espinas, luego te sientes anestesiado, pero al rato viene un dolor en los dedos", explica la velocista cubana Susana Clement, integrante del relevo 4x400 quien hoy aguantó 12 minutos en el hielo.
A dos días de empezar el atletismo de los Juegos Panamericanos de Guadalajara, para los competidores la tina con hielo es el juguete preferido, lo que según el doctor Héctor Aguilar es algo lógico porque el ritual ayuda a regenerar las fibras musculares.
"Se llama 'crioterapia', lo recomiendo al terminar un entrenamiento agotador y es beneficioso; duele, sin embargo después del primer minuto la sensación ya no es desagradable", señala.
Pasar por el hielo es un trámite casi obligado, por eso los deportistas usan la teoría de que si la vida sólo da limones debe hacerse la mejor limonada y se relajan con burlas a los gestos de dolor de sus compañeros.
Fue lo que sucedió hoy cuando el cubano Junior Díaz no aguantó ni un minuto en el agua congelada y provocó las risas de una de sus compañeras, quien le recordó que las mujeres son más resistentes que los varones.
"Se me enfriaron todos los músculos, el que conozca el dolor después de correr 400 metros, le puedo decir que es similar", se justificó Díaz, especialista en decatlón, pero que en Guadalajara formará parte del relevo largo de su país.
El venezolano José Peña, corredor de 3.000 metros con obstáculos, dice que meterse en el hielo va bien con la naturaleza de los corredores de fondo acostumbrados al sufrimiento. "Somos un poco masoquistas, terminamos como amigos del dolor y por eso no me asusta la terapia de frío", comenta.
Es una opinión similar a la del colombiano John Tello, concursante en los 10.000 metros planos, quien califica de duro el dolor cuando se mete al agua helada, pero no lo equipara al de un cierre en la prueba de las 25 vueltas a la pista.
Es como un mal necesario y la única alternativa es asumirlo o irse. Un ejemplo de ello es el campeón olímpico ecuatoriano Jefferson Pérez, actual monarca panamericano de la marcha de 20 kilómetros, a quien le quedaba pila para ganar medallas, pero a los 34 años no soportaba la tina con hielo y eso aceleró su retiro.
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