La candidatura londinense fue defendida por el ex atleta Sebastian Coe, también presidente del Comité de Organización de los Juegos Olímpicos de 2012 en la capital británica.
Pasando el examen final en segunda posición, los representantes de Londres, entre ellos el alcalde Boris Johnson, insistieron en la noción de herencia para el atletismo mundial que constituiría la designación de su ciudad, refiriéndose también a la organización de los Juegos Olímpicos cinco años antes.
Una vez adquirida la victoria, Coe invocó el pasado. "Todo lo que dije en 2005 en Singapur (donde Londres se hizo con los Juegos Olímpicos de 2012) se hizo realidad. Londres era la candidatura buena (para 2017) en el momento ideal", señaló.
Los cataríes trataron de convertir en puntos fuertes sus presuntos puntos débiles, comenzando con la temperatura, gracias a la climatización, prometiendo ayudar a batir records del mundo, poniendo alternativamente frío (para las carreras de fondo) y calor (para la velocidad).
Doha jugó con el registro de la modernidad con la posibilidad de abrir una nueva frontera para el primer deporte olímpico, poniendo sobre la mesa argumentos financieros, como cerca de 30 millones de dólares (22 millones de euros) de patrocinio a la IAAF y a competiciones.
Londres había guardado una última carta con el anuncio en la última ronda que siete millones de dólares (5,1 millones de euros) habían sido presupuestados para pagar las primas a los atletas, una respuesta a la riqueza de la candidatura del Golfo.
"Es una gran noticia para Londres y todo el país. No hay mejor manera de continuar los Juegos Olímpicos y ampliar su legado que recibiendo a los mejores atletas del mundo otra vez en Londres en 2017 para el Campeonato del Mundo", afirmó el primer ministro británico, David Cameron, tras conocer la noticia.
"Estamos decididos a hacer de 2017 el Mundial de atletismo más exitoso que ha habido jamás y estamos deseando recibir a los atletas y aficionados del mundo a nuestra capital vibrante, multicultural y loca por el deporte", añadió el político.
El presidente de la IAAF, el senegalés Lamine Diack, de 78 años, consoló a los derrotados. "Su candidatura era una oportunidad fantástica para el futuro de nuestro deporte", señaló Diack, que inicia su último mandato.
Doha y el emirato de Qatar están ominipresentes desde hace unos años en el calendario deportivo, habiendo obtenido sobre todo la organización del Mundial de fútbol en 2022.
Diack, por otra parte, rechazó haber adquirido una deuda con Londres, en la medida en que había repetido estos últimos años que el estadio construido para los Juegos Olímpicos de 2012 debía conservar su pista de atletismo, condición indispensable para albergar el Mundial de 2017.
El último Mundial de atletismo se disputó entre finales de agosto y principios de septiembre en la ciudad surcoreana de Daegu, mientras que los de 2013 y 2015 los organizarán respectivamente Moscú y Pekín.
Univision.com