Iten, un tranquilo pueblo keniano, no tiene nada que ver con las instalaciones de alta gama que utilizan habitualmente los grandes atletas de Estados Unidos o Europa, pero es uno de los grandes focos de atracción de las estrellas de las pruebas de fondo.
Está situado cerca de un espectacular acantilado en el valle del Rift, a unos 2.400 metros de altitud, y es un lugar aislado donde grandes campeones mundiales y olímpicos han estado preparándose para competiciones internacionales en los últimos años.
"Iten es un lugar estupendo, gracias a su altitud y a su entorno", explica Lornah Kiplagat, holandesa de origen keniano, vencedora en 2007 de la medio maratón de Udine (Italia) y actualmente gerente de un hotel destinado a albergar a deportistas.
El equipo olímpico británico de atletismo, liderado por la plusmarquista mundial de maratón, Paula Radcfliffe, y por el campeón mundial de 5.000 metros, Mo Farah, realizó recientemente una concentración en este pueblo de África, de apenas 4.000 habitantes.
La llegada de grandes estrellas "atrae a atletas del mundo entero", que buscan seguir sus ejemplos, subraya Kiplagat, que a menudo tiene su hotel de 72 habitaciones lleno.
Iten se despierta a menudo con el ruido de decenas de corredores entrenando por los alrededores del pueblo, esquivando frecuentemente pollos y cabras por los caminos.
"Hay cientos de kilómetros de caminos de tierra en los que poder entrenar", explica Lornah Kiplagat.
El corredor keniano Elias Maindi, dos veces vencedor del maratón de Linz, se instaló en el pueblo hace cuatro años para mejorar sus resultados. Gracias a la altitud y al aire puro, ha podido ganar varias competiciones en Europa, según él mismo apunta.
"Si uno quiere hacer un buen tiempo, hay que entrenar duro", destaca. Y correr a esta altitud tan alto aumenta la capacidad de un atleta para transportar oxígeno, estimulando también sus actuaciones a una altitud más baja", explica.
Para Colm O'Connell, un cura irlandés que ha entrenado a varios campeones mundiales y olímpicos en Iten en estos 35 últimos años, la altitud es el elemento que marca la diferencia y que permite a unos atletas destacar respecto a otros.
"Este es un pueblo muy pequeño, aislado, en una región montañosa, alejado de cualquier ciudad o gran aglomeración. No hay distracciones, la gente puede concentrarse únicamente en sus resultados", apunta.
Con la llegada de todos los grandes atletas a Iten, el pueblo ha visto cómo el precio de los terrenos se ha triplicado en la última década y a pesar de la contribución de los atletas con los impuestos locales, la ciudad no cuenta con excesivas instalaciones.
Las salas de deporte son todas privadas y a menudo muy caras para la mayoría de atletas que entrenan en el pueblo.
El estadio de atletismo de la ciudad necesita una renovación, ya que cuenta con pistas demasiado resbaladizas, donde no se puede correr cuando hay humedad.
Otros pueblos del valle del Rift cuentan con condiciones similares a las dde Iten, pero ninguno ha producido campeones como hace ese pueblo, lo que sigue siendo determinante para ser el epicentro del fondo mundial.
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