Los resultados deportivos en México, Serafín Vázquez (integrante de la Asociación de Entrenadores de Atletismo), los relacionó con la política deportiva en detrimento de las prioridades en este campo de educación y salud.
Desde su punto de vista: "No hay ética, no hay cultura y no hay respeto a las normas, a las leyes y ojalá, los hijos de nuestros hijos y los hijos de sus hijos, ya puedan tener otra visión del mundo, en donde exista el respeto entre las personas que son parte de una nación como la mexicana".
En México sí hay suficientes entrenadores de velocidad para impulsar un proyecto nacional, pero regresó al mismo punto de la problemática deportiva: "Esos entrenadores a veces están mal pagados o no les pagan" y bajo esas condiciones no hay forma de dedicar el tiempo suficiente a los deportistas que demandan una atención integral. Para ser más claros, el proceso de un atleta consta de tres fases: De los 13 a los 15 años, la etapa de formación básica; de los 16 a los 20 años, la etapa especial; de los 20 años en adelante, lo que se entiende como alto rendimiento.
-¿Qué se tiene que hacer para producir velocistas en el país?
"Las condiciones se basan en la educación que reciba el atleta. Un deportista como un profesionista en cualquier otro campo del conocimiento tiene objetivos que cumplir, en la medida que se prepara más el individuo, el horizonte se amplía. Así como un atleta persigue metas, el entrenador y los directivos también". Sin embargo, la historia registra contradicciones insalvables que han truncado carreras, atletas que por dos centésimas no ha podido asistir a Campeonatos del mundo o Juegos Olímpicos.
En México, las decisiones técnicas las tienen que tomar los atletas y los entrenadores, no los dirigentes. Hay que redefinir la importancia de las personas que hacen la educación física, los entrenadores que hacen a los deportistas y los deportistas que hacen al deporte.
La velocidad ha escrito su historia, desde la primera medalla de bronce ganada en el relevo cuatro por 100, durante los Juegos Panamericanos de 1955. Vendría después el gamo de las pistas mexicanas, Santiago Plaza, corredor que no pudo ganar una medalla olímpica en los 400 metros planos por una lesión, durante los Juegos Olímpicos de Roma 1960; luego el virtuoso Jesús Aguilasocho, sinaloense que compitió en carreras parejeras en contra de caballos; y finalmente Alejandro Cárdenas, Juan Pedro Toledo
"El problema nacional de la juventud mexicana se remite a la ausencia de coordinación, fuerza y paradójicamente velocidad", reiteró el entrenador que hizo su tesis sobre "El proceso a largo plazo en las pruebas de velocidad en el atletismo mexicano". De acuerdo a datos de la propia Federación de Atletismo, en 1968 existían sólo siete pistas en todo el país, ahora son 200. Pero pocas cuentan con escuelas para la promoción del deporte, sin dejar de mencionar que es el pilar de los Juegos Olímpicos.
El comienzo puede ser un juego con aros, balones, cuerdas y vallas, con ejercicios de la técnica de la carrera y se aplica en las clases de educación física en las escuelas. En el caso concreto de la velocidad atlética, se sustenta en cuatro ejes o factores: La constitución física, alimentación, higiene, estatura o fibras musculares blandas; luego las capacidades de coordinación en las cuatro fases de la carrera; un tercer factor que comprende a la propia formación deportiva, en donde predominan las aptitudes; y por último, el factor administrativo relacionado con instalaciones, equipos y materiales.
Existe una máxima: Lo que no se hace en el entrenamiento, tampoco lo puedes hacer en la competencia y cada atleta es un platillo diferente. El entrenador tiene esa virtud de obtener el máximo rendimiento y Raúl Barreda tuvo ese ingenio natural, desde que llegó a México en 1984.
Talentos existen, pero muy pocos llegan al tope de sus disciplinas. Se necesita corregir la forma de trabajar y mejorar las condiciones existentes. Para romper con el círculo vicioso, el primer paso es cortar con los mismos errores, los mismos problemas, pero no se sale de ahí. Hay que hacer un plan y dejar a un lado intereses personales de grupo o partido político.
Mientras los niños y jóvenes quieran y cuenten con el apoyo incondicional de sus padres, tendremos esperanza de contar con hijos del viento.
Fuente: esto
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Cuanta verdad hay en sus palabras Profesor Serafin, aqui la cosa es que los que quieren ser dirigentes deportivos se capaciten para entender lo que usted tan claramente y logicamente nos explica pero creo que " LA INTELIGENCIA ES UN LUJO QUE NUESTROS DIRIGENTES NO PUEDEN DARSE" Ojala algun dia algunos nos den la ENORME SORPRESA de que la logica llego a sus cerebros.
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