El pasado 25 de septiembre el etíope Haile Gebrselassie, quizá el mejor corredor de fondo de la historia, acudió a Berlín, su ciudad fetiche, testigo de sus dos últimos récords de maratón a intentarlo una vez más. Hasta el kilómetro 27 viajaba al ritmo suficiente como para consguirlo, pero ahí el keniano Patrick Makau comenzó a cambiar de ritmo y de dirección, zigzagueando, y Gebrselassie terminó en la cuneta, ahogado con dolor de bronquios. Y se retiró un par de kilómetros después.
Makau le arrebató aquella mañana el récord del mundo con 2.03.38. Una vibrante cara a cara por escribir la historia que no se repetirá por las calles de Londres en los Juegos de este verano. El etíope no ha conseguido una marca que le coloque entre los mejores de su país.
Y ayer la federación keniana dejó fuera de su lista olímpica para el maratón al plusmarquista mundial, que el domingo pasado no pudo terminar la prueba en Londres. Ocupan las plazas Wilson Kipsang, que se llevó la victoria el domingo; el doble campeón del mundo Abel Kirui, que terminó sexto, y Moses Mossop, que acabó tercero en el maratón de Rotterdam este mes.
Las ausencias de la esperada keniana son casi más brillantes que la lista. Se queda fuera Geoffrey Mutai, que regaló extraordinarias exhibiciones el año pasado en Nueva York y en Boston, donde corrió, junto con Mossop, que sí ha sido elegido, en el tiempo más bajo de la historia, 2.03.02, aunque sobre un recorrido en el que no se puede homologar el récord del mundo. El último gran ausente es Emmanuel Mutai, que ganó en Londres el año pasado y el domingo entró séptimo en la meta.