Madrid.- Son hijos prodigio de la Naturaleza, potencias incontrolables sobre el tartán, aliados del viento y del rayo. Carl Lewis fue el primer velocista en la historia en lograr el oro en los 100 metros lisos en dos Juegos Olímpicos consecutivos (Los Ángeles '84 y Seúl '88). Usain Bolt ha igualado al mito norteamericano con su presea londinense.
Además de atletas sobresalientes, los dos comparten una pasión: el baloncesto. Poca gente sabe que Carl Lewis salió elegido en el draft de 1984. Aquella selección de las franquicias, que coronó a Hakeem Olajuwon (1º), Michael Jordan (3º), Charles Barkley (5º) y John Stockton (16º) dejó un hueco a Lewis.
De hecho fueron los propios Chicago Bulls, el equipo que adquirió a Jordan, quien se aseguró la presencia de Lewis si éste decidía convertirse en profesional del baloncesto.
Usain Bolt ha demostrado su habilidad con la pelota naranja en más de una ocasión. El velocista jamaicano, que mide 1,96, atesora una potencia que le permite firmar mates espectaculares. Mientras la leyenda de Bolt se agiganta por sus victorias y su carisma, cabe preguntarse: ¿Qué hubiera sido de estos dos fenómenos si se hubieran dedicado profesionalmente al baloncesto?.
Video