Jueves, 31 de Enero de 2013. El ascenso que ha tenido José Carlos Herrera en las pistas ha sido meteórico. Con apenas tres años como profesional, clasificó y participó en los últimos JO.
Actualmente es el máximo exponente de velocidad que tiene el deporte mexicano. Su ímpetu lo llevó a los Juegos Olímpicos de Londres 2012, donde corrió al tú por tú con los mejores, y aunque reconoce que no es fácil llegar a Río 2016, ya entrena para lograrlo.
El ascenso que ha tenido José Carlos Herrera en las pistas ha sido meteórico. Con apenas tres años como profesional, clasificó y participó en los últimos JO, donde muy pocos tricolores habían llegado (se recuerda a Alejandro Cárdenas, Ana Guevara y Juan Pedro Toledo en anteriores ediciones).
Si bien el estudiante del Tec de Monterrey no destacó igual que sus antecesores, al quedar eliminado en la primera ronda, con su registro de 21.17 segundos en los 200 metros planos demostró al país que cuando hay voluntad propia, dejando de un lado las excusas, se puede llegar lejos. Hoy, con 26 años de edad, su objetivo es clasificar a Río 2016 en los 400 metros planos, con mejor preparación y fogueo que le permita mejorar sus marcas, ya que en las pruebas de velocidad del atletismo, unas cuantas décimas de segundos suelen ser la diferencia entre cruzar la meta en primero o último lugar.
José Carlos, ¿cómo te hiciste velocista? A la mitad de mi carrera profesional (tenía 21 años) busqué una beca que me permitiera cubrir mis estudios universitarios, así que voltee hacia el deporte e inicié como saltador de altura. Un año después mi entrenador, Enrique Germán, me propuso ser velocista, acepté y con el paso del tiempo descubrí que era lo mío.
Cuando eras novato en las pistas, ¿cuál era tu mayor reto? Mi reto era mejorar mis marcas, porque tenía qué hacerlo si quería mantener mi beca; mi objetivo era graduarme y mi ilusión era representar a México en alguna competencia.
Hoy, ¿cuál es tu reto, objetivo e ilusión en el deporte? Actualmente mi mayor reto son mis metas, mientras más arriba esté, más difíciles van a ser; mi objetivo es darle triunfos internacionales a México y mi ilusión es ser el mejor.
¿Qué se siente llegar a una competencia nacional y ser el rival a vencer? Las competencias nacionales siempre han servido como una gran preparación para mí, y en estas yo siempre imagino que estoy junto a los mejores, así que por mi mente no pasa el sentirme más, si no que ellos lo son; además, nunca hay que confiarse de los rivales.
¿Participar en Londres 2012 fue la punta de tu ‘iceberg’? Mmm, lo considero un escalón grande para lo que me falta por lograr. ¿Qué pasaba por tu mente aquel momento al pararte en la línea de tu carril en el hit eliminatorio? Sentí cómo mi adrenalina se me fue segundos antes de la carrera.
Eso lo sentí porque nunca había estado en un escenario con más de 80 mil personas apoyando a un contrario (había un británico en el hit, a un lado mío). Además, yo nunca he ido a mundiales, mi primera participación de élite fue precisamente ésa; no sabía a lo que me iba a enfrentar.
Al cruzar aquella meta y ver que eras penúltimo, ¿cuál fue tu reacción? De satisfacción, disfruté mucho mi competencia porque sabía que al cruzar la meta me volví competidor olímpico y me di cuenta que debía a regresar a casa a entrenar más.
Tienes 26 años de edad, ¿en qué etapa de madurez está tu carrera deportiva? Llevo cuatro años en esto, he aprendido mucho, pero uno nunca deja de madurar, siempre hay cosas que aprender. ¿Cuántos años más te ves compitiendo? Me pongo metas cada ciclo olímpico, por lo que ahorita mi meta está basada en Rio 2016, después de eso ya veremos.
El día que decidas retirarte como atleta, ¿seguirías ligado al deporte? Tengo mi carrera profesional en Ingeniería Civil, además estoy por terminar mi maestría en administración de la construcción, por lo que tengo un abanico de posibilidades que puedo aprovechar en un futuro; no obstante, el deporte siempre será parte de mí y ya veré como puedo hacer para mejorarlo.
En tu opinión, ¿qué hace falta para que mejore el deporte mexicano? Primero que nada, que las universidades, junto al gobierno, se pongan las pilas como lo hizo el Tec de Monterrey conmigo y apoyen a los deportistas. Segundo, que cambiemos nuestra mentalidad y estemos conscientes de que para lograr grandes cosas, hay que trabajar duro. Tercero, que los papás apoyen a sus hijos. Se puede estudiar y ser deportista a la vez.
http://www.elporvenir.com.mx/notas.asp?nota_id=644645
