Una cámara de una tienda de ropa grababa el momento en el que uno de los asesinos del maratón de Boston, Dzhokhar Tsarnaev, con una gorra blanca, dejaba la mochila en el lugar de la segunda bomba.
Antes, como se ve en la imagen en la que aparece junto al pequeño de ocho años Martin Richard, fallecido en el atentado, paseó entre los espectadores y se movió por varias calles del recorrido.
Martin esperaba en la línea de meta para poder abrazar a su padre, que participaba en la prueba. Esperaba subido a una de las vallas que separan al público de los deportistas. Richard tenía a su lado a su hermana y a su madre, y a menos de dos metros de distancia uno de los asesinos con la mochila aún en la mano.
Diez minutos antes de las tres de la tarde, con 12 segundos de diferencia, estallaron las dos bombas. Martin murió muy cerca de la meta. Su hermana, de seis años, perdió una pierna y la madre se encuentra gravemente herida, por lo que tuvo que ser operada en la noche del lunes.
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