La semilla que sembró Abebe Bikila en el atletismo africano no ha parado de dar frutos en el último medio siglo. Ya no son solamente etíopes, pero ese país del noreste africano aún genera leyendas en las pistas.
Haile Gebrselassie nació el 18 de abril de 1973 en Asella, Arsi, Etiopía. Con 14 hermanos en una familia de campesinos, el pequeño Haile tenía que correr 20 kilómetros diarios para llegar a la escuela, con lo que desarrolló una resistencia prodigiosa que años después lo llevó a los primeros planos del atletismo.
En 1992 se proclamó campeón del mundo juvenil en los 5 mil y 10 mil metros planos, y apenas un año después, en Stuttgart, se convirtió en monarca del orbe de categoría absoluta en los 10 mil y subcampeón en los 5 mil. A partir de ese momento, “Gebre”, como es conocido, empezó a establecer un nuevo orden en las pruebas de fondo.
Nadie pudo dar las 25 vueltas al óvalo más rápido que él en la década de los 90. Al oro de Stuttgart 1993 se sumaron los de Gotemburgo 1995, Atenas 1997 y Sevilla 1999. A eso hay que sumar también las preseas doradas en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y Sydney 2000, esta última en un cierre de alarido en la recta final con el keniano Paul Tergat, al que apenas doblegó por unos cuantos centímetros de distancia.
El pináculo de Gebrselassie fue justamente el de la justa australiana, ya que a su regreso a la capital etíope, Addis Abeba, fue recibido por un millón de personas que lo proclamaron como héroe.
La curva de rendimiento del etíope empezó a ir a la baja en el nuevo milenio. Se tuvo que conformar con el bronce en los 10 mil metros planos del Campeonato Mundial de Edmonton 2001 y con la plata en París 2003. Ahí entregó la estafeta como el amo de esa distancia a su compatriota Kenenisa Bekele. “Gebre” empezó a enfocar sus esfuerzos en el maratón.
En 2007 rompió dos veces la marca mundial de la prueba y figuraba como máximo favorito para llevarse el oro en Beijing 2008, no obstante, decidió no participar por temores de que la contaminación de la capital china agudizara su asma. Un mes después fijó su mejor tiempo en la prueba, con una marca mundial de 2:03:59 en Berlín, para romper su propio récord del año anterior por 27 segundos. El registro permaneció vigente hasta el 25 de septiembre de 2011 cuando el keniano Patrick Makau Musyoki lo rompió con 2:03:38, también en la capital alemana.
Tras arrepentirse de un fugaz retiro en 2010, Gebrselassie aún compite en maratones. Este año participó en el de Boston e incluso ganó un medio maratón en Viena. Pero sus objetivos ya empiezan a verse fuera de las pistas. Hace algunas semanas reveló su intención de contender por un lugar en el Parlamento de su país en las elecciones de 2015, además de que en más de una ocasión ha afirmado que quiere llegar a ser Presidente de Etiopía.
De cualquier manera, con una curul o sin ella, “Gebre” no quita el dedo del renglón y quiere llegar al Maratón de Río 2016, en el cual competiría a los 43 años. Ahí podría romper otra marca y convertirse en el campeón olímpico de esta prueba de mayor edad en la historia.