Cinco semanas después de escribir una página brillante con un nuevo récord mundial de maratón, el atletismo de Kenia ha sufrido un duro golpe en su imagen con el positivo de su mejor corredora sobre asfalto, Rita Jeptoo.
A la espera del contraanálisis, Jeptoo, de 33 años, tres veces ganadora en Boston y dos en Chicago, se enfrenta a una sanción de dos años si se confirma que ha consumido EPO, una hormona que aumenta la oxigenación muscular particularmente eficaz en pruebas de prolongado esfuerzo.
Las sospechas en torno a las prácticas de dopaje en el país que domina de forma abrumadora el maratón llevaron a la Iaaf a estrechar la vigilancia sobre sus atletas.
En septiembre pasado, en un control fuera de competición, cayó una pieza ilustre: Rita Jeptoo. El positivo, todavía en grado de presunto, le ha costado ya medio millón de dólares a Jeptoo, el premio que este mismo domingo iba a recibir en Nueva York como ganadora de las Series Mundiales de Grandes Maratones.
Jeptoo no pudo correr en Nueva York, como pretendía. Su mánager, el italiano Federico Rosa, y la Federación Keniana admitieron el resultado positivo del análisis de la muestra A de orina que depositó en septiembre.
La eritropoietina (EPO), la misma sustancia que ayudó al ciclista estadounidense Lance Armstrong a ganar siete años el Tour de Francia, de los que fue desposeído, podría también haber contribuido a los éxitos de Jeptoo, cuyas exhibiciones en carreras bien remuneradas contrasta con su discreto palmarés en los campeonatos.
Kenia, considerada durante años el paraíso natural del fondo, se sitúa ya en el foco de las sospechas y sus autoridades, con el orgullo herido, apuntan a la perniciosa influencia de los mánagers extranjeros que manejan las carreras deportivas de sus atletas.
El maratón de Nueva York confirmó este domingo la hegemonía keniana con las victorias de Wilson Kipsang y de Mary Keitany, pero la primera potencia del fondo vivió también un episodio amargo en la Gran Manzana.
La agenda de Jeptoo contemplaba por la mañana competir en el maratón neoyorquino y por la noche asistir a la gala de las Series Mundiales de Grandes Maratones, en la que iba a recibir el cheque de medio millón de dólares como ganadora del circuito.
Las noticias del laboratorio echaron por tierra los dos planes. La alarma ha cundido en Kenia, donde los responsables de la Federación, encabezada por Isaiah Kiplagat, se enfrentan ahora al reto de recuperar el crédito mediante una investigación a fondo.
Entre el 2012 y el 2013 veinte atletas kenianos dieron positivo, pero ninguno comparable con la relevancia que ha tenido el de Jeptoo, cuya victoria en el último maratón de Chicago se produjo semanas después del fatídico control.
"La credibilidad de Kenia está en juego", admitió Barnaba Korir, presidente de la sección de Nairobi de la Federación Nacional y antiguo mánager de Jeptoo.
Precisamente son los representantes de los atletas kenianos, la mayoría europeos, los que están desde hace tiempo en el punto de mira. Se les acusa de no reparar en medios para aumentar sus ingresos y los de sus atletas con sus victorias en las grandes carreras sobre asfalto, la única modalidad atlética ajena a la crisis general del rey de los deportes.
En el 2012, un reportaje de la televisión alemana ‘ARD’ reveló que las prácticas de dopaje estaban muy extendidas en Kenia. Una comisión de investigación creada por el gobierno de Nairobi y presidida por el abogado Moni Wekesa concluyó que los culpables eran los agentes extranjeros.
"Los medicamentos hallados fueron utilizados por los atletas por instigación de los agentes extranjeros, son medicamentos muy sofisticados que sólo ellos saben utilizar. Son ellos los que dopan a nuestros atletas", explicaba la comisión en sus conclusiones.
EFE