En los últimos años ha cobrado gran interés la investigación relacionada con las vitaminas, pues se ha encontrado que la causa y prevención de algunas enfermedades guarda estrecha relación con la cantidad que se consume de estos nutrientes.
El término vitamina surgió en 1912 para designar a los compuestos esenciales que aportan los alimentos y permiten el normal funcionamiento del organismo, elementos que se clasifican en liposolubles e hidrosolubles.
En la primera categoría se ubican la A, D, E y K, las cuales se disuelven con las grasas y almacenan en hígado y tejidos. La segunda incluye al complejo B y la C; son solubles en agua y no se acumulan en el organismo porque son eliminadas vía orina.
El consumo excesivo de alcohol, tabaco, café, algunos medicamentos (analgésicos, tranquilizantes, pastillas anticonceptivas, antidepresivos o somníferos), así como la obsesión por tener un cuerpo esbelto mediante dietas rigurosas pueden producir carencias vitamínicas.
Asimismo, hay periodos en los que se debe proporcionar mayor aporte, como los siguientes:
- Niñez y pubertad.
- Embarazo y lactancia.
- Menopausia.
- Senectud.
- En estados de estrés.
BENEFICIOS DE LAS VITAMINAS
La deficiencia de vitaminas puede ocasionar enfermedades en piel, anemia, falta de visión durante la noche, alteración en la coagulación sanguínea y descalcificación de huesos, por mencionar algunos padecimientos; por lo anterior, debe garantizarse adecuado aporte mediante dieta balanceada, el cual puede apoyarse con complementos alimenticios y suplementos vitamínicos. A continuación le ofrecemos una guía sobre las propiedades principales de cada uno de estos elementos, la cual le será de gran utilidad:
Vitamina A. Se encarga de proteger la piel, interviene en el proceso de visión y participa en la elaboración de enzimas (sustancias que aportan cambios químicos) en hígado y hormonas sexuales.
Vitamina B1 (tiamina). Es importante para el buen funcionamiento del sistema nervioso y cerebro, así como para disminuir los efectos de la resaca o cruda.
Vitamina B2 (riboflavina). Indispensable para la obtención de energía, crecimiento, regeneración de tejidos, alivia calambres musculares y disminuye fatiga física e intelectual.
Vitamina B3 (niacina). Protege de trastornos en circulación sanguínea y permite desempeñar correctamente las funciones intelectuales.
Vitamina B4 (adenina). Estimula la formación de glóbulos blancos.
Vitamina B5 (ácido pantoténico). Interviene en el metabolismo de una sustancia encargada de la memoria y concentración (acetilcolina), reduce el estrés y proporciona relajación.
Vitamina B6 (piridoxina). Esencial para el buen funcionamiento del cerebro, regularizar el sistema nervioso y favorecer el metabolismo de proteínas.
Vitamina B7 (colina). Evita que las grasas se acumulen en los órganos.
Vitamina B8 (biotina). Necesaria para la formación de células nerviosas y aliviar el estrés y dolencias hepáticas.
Vitamina B9 (ácido fólico). Indispensable en la producción de los glóbulos rojos, previene malformaciones congénitas, regenera células y permite que genitales y sistema nervioso se mantengan en buen estado.
Vitamina C (ácido ascórbico). Permite adecuada cicatrización de heridas, favorece la absorción del hierro y protege a las células de las agresiones externas.
Vitamina D (calciferol). Se forma en la piel mediante exposición al Sol, fija el calcio en huesos y previene caries dentales.
Vitamina E (tocoferol). Impide la destrucción de células y permite la regeneración de tejidos.
Vitamina K. También se le llama antihemorrágica porque es fundamental en los procesos de coagulación de la sangre.
Como puedes ver, cada vitamina cumple una función determinada, no hay una más importante que otra, por ello, si incluye alimentos variados en su dieta regular asegurará el bienestar de su organismo, pero tenga cuidado, ya que si se consumen en exceso pueden ser tóxicas. Es totalmente falso que las dosis elevadas de suplementos vitamínicos hagan crecer más a los niños y que incrementen su rendimiento físico.
¿DÓNDE PODEMOS ENCONTRARLAS?
La vitamina A la obtenemos al ingerir verduras amarillas, leguminosas, yema de huevo y aceite de pescado; el complejo B en carnes, cereales integrales, leche y sus derivados; la C en naranja, guayaba, tangerina, mandarina y verduras en general; la D en aceite de pescado y yema de huevo, básicamente; la E en vegetales de hoja verde y frutas secas, y la K en hortalizas verdes y carnes.
Fuente: Runners.es
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