En los años 90, México vivió su época dorada en el maratón con una generación de atletas que vencieron en algunos de los maratones más importantes del mundo, entre ellos Londres, Rotterdam, Fukuoka, Nueva York o Chicago. Nombres como Andrés Espinosa, Benjamín Paredes, Isidro Rico, Arturo Barrios (nacionalizado estadounidense desde 1994) y sobre todo, Dionicio Cerón y Germán Silva, son todavía hoy recordados por su gran calidad atlética.
Salvando las distancias, porque la mayor parte de sus éxitos se produjeron en los maratones comerciales y no tanto en las grandes competiciones internacionales, eran lo más parecido al dominio africano de hoy. De hecho, protagonizaron grandes enfrentamientos con atletas kenianos.
En Londres 1996, la carrera empezó frenética. Al paso por el medio maratón lideraba la carrera un grupo de 10 hombres que pasa a ritmo de récord del mundo de maratón. Entre ellos están el español Antonio Serrano y los mexicanos Dionicio Cerón y Germán Silva, probablemente los dos mejores maratonianos mexicanos de la historia. Cerón llegaba al Maratón de Londres 1996 tras vencer las dos ediciones anteriores, mientras que Silva lo hacía después de imponerse en el Maratón de Nueva York también en los dos últimos años. El duelo parecía servido.
Antonio Serrano marcha a ritmo de récord de España pese a una fea caída en torno al kilómetro 30, de la que se repuso de inmediato reintegrándose en el grupo de cabeza. Pasado el kilómetro 37, un atleta keniano ataca y Cerón se va con él. Germán Silva no responde y queda rezagado. El keniano “solo” acredita una marca de 2.14 y Cerón pasa poco tiempo en su compañía. Cambia el ritmo y se va solo hacia meta.
En categoría femenina se impuso la británica Liz McColgan, que corrió en solitario gran parte de la carrera y bajó por pocos segundos de 2h28. McColgan adelantó a una atleta noruega que llegó a tener una amplia ventaja, un esfuerzo que pagaría acabando quinta. La ganadora se llevó un premio de 10.000 dólares.
Pese a la ventaja con la que ganó, para Cerón fue su victoria más difícil en Londres. “Cuando gané en la edición de 1996 estaba agotado, pero intimidé a los rivales con mi presencia y no me remataron. Terminé lejos del tiempo que hice en las dos victorias anteriores”, admitiría. Ganó en 2h 10′ 01 y ya nunca superaría las 2h 08′ 30” que hizo en la edición de 1995, que quedaría como su marca personal. Logró algo que nadie ha conseguido hasta ahora en toda la historia de la prueba: ganar tres veces consecutivas el maratón de Londres. Junto a Abel Antón, es el único atleta de habla hispana que lo ha ganado.
Pese a sus múltiples victorias en maratones de todo el mundo, Cerón, que realizaba la mayor parte de sus entrenamientos en Santa María Rayón, su localidad natal, a de 2.700 metros de altitud, no probó la gloria olímpica en sus dos participaciones en Barcelona 92 y Atlanta 96. Su mayor reconocimiento en los grandes campeonatos sería la plata en Goteborg 1995, donde llegaría detrás del español Martín Fiz. También ostentó el récord de medio maratón en 1990 con 1:00:46.
“A lo mejor me falta esa medalla olímpica, pero para mi es igual de importante la de plata que gané en el Mundial de Gotemburgo, sobre todo porque esta competencia es cada dos años y los rivales mantienen más fácilmente su nivel competitivo. Tal vez decepcioné a mucha gente, pero no me importa, jamás corrí para ellos, sólo lo hice para mi porque correr es lo más grande que pudo darme la naturaleza”, comentaría Cerón al respecto.
En la memoria del campeón mexicano, los éxitos pesan más que fracasos. “En Londres me tratan como en mi casa, los organizadores del maratón me presentan como su gran campeón, y muchos corredores de la actualidad dicen que soy su ídolo, solo por los videos de mis carreras, eso le consta a mi hija”.