Fue la imagen del reciente maratón de Berlín. Eliud Kipchoge, el primero en cruzar la meta en la puerta de Brandeburgo con un tiempo de 2.04:00, corrió más de 30 kilómetros con las plantillas por fuera, a modo de alerones. El inexplicable incidente le costó un mejor registro —su objetivo era el récord del mundo de su compatriota Dennis Kimetto (2.02:57)—, pero no le impidió realizar marca personal y el sexto mejor registro de la historia en los 42,195 kilómetros.
Eso sí, al sufrimiento físico por la mala colocación de las plantillas se unió el coste psicológico, clave en una prueba de fondo como el maratón. "Correr con ese hándicap le ocupó los pensamientos durante la mayor parte de la prueba", analiza José Carlos Jaenes, psicólogo del Centro Andaluz de Medicina del Deporte y maratoniano.
"Pero es muy importante entender lo duros que son los corredores africanos, que se entrenan muchas veces en condiciones extremas. Si le hubiera ocurrido a un occidental probablemente se habría parado".
Los maratonianos de élite conocen la esencia de su prueba: una carrera de fondo sujeta a numerosos imprevistos, pero éstos suelen formar parte de una lista conocida: flato, problemas estomacales, lesiones, incidentes meteorológicos, contratiempos con la hidratación... Y muchos corredores, sobre todo los no africanos, trabajan estos aspectos desde el punto de vista mental.
Los secretos para aguantar una maratón
Zapatillas de Kipchoge en Berlín.
Firma: AFP
Los atletas amateurs hacen frente a una carrera que dura entre tres y cinco horas y la casuística es tan grande en ese tiempo que merece la pena ser trabajada al igual que las series o las tiradas largas.
Fuente: MARCA.com