Genzebe Dibaba, plusmarquista mundial de 3.000 metros en pista cubierta, revalidó su corona universal en Portland con una cabalgada en solitario en la última jornada de los Mundiales en sala, dominados de forma avasalladora por el equipo anfitrión, que ganó la mitad de los 26 títulos.
Trece medallas de oro, seis de plata y cuatro de bronce ilustran la abrumadora superioridad de los Estados Unidos.
El segundo país en el medallero, Etiopía, ganó sólo dos títulos, ambos en la jornada de clausura.La inhabilitación, por corrupción y dopaje, de la Federación Rusa, que impide a sus atletas competir fuera de su país, privó a los Mundiales de la segunda potencia histórica en el medallero y acentuó en grado máximo la hegemonía estadounidense.
El duelo etíope entre Dibaba y la tetracampeona en sala Meseret Defar, autoras de las dos mejores marcas de todos los tiempos (8:16.60 y 8:23.72), careció de emoción.
La reina actual del mediofondo rompió la carrera en el 1.200 y cuando observó que sus rivales se le acercaban, volvió a cambiar para que abandonaran toda esperanza de alcanzarla. Venció con 8:47.43.
Defar, cuatro veces campeona mundial bajo techo entre 2004 y 2010, se escapó, a su vez, del grupo perseguidor para conseguir la medalla de plata con 8:54.26, seguida de la estadounidense Shannon Rowbury con 8:55.55.Kejelcha gana en un 3.000 de infartoLa final masculina de 3.000 también dio el oro a Etiopía.