El 21 de agosto del año pasado, el etíope Feyisa Lilesa dejó su marca personal en los Juegos Olímpicos de Río, no solo por su destacado segundo lugar en la prueba de la maratón disputada en el circuito del Sambódromo, que le significó reclamar la medalla de plata, sino por la dedicatoria que le hizo a su sufrida comunidad que ha sido perseguida por el Gobierno de su país.
La imagen que hizo con las manos entrelazadas justo antes de cruzar la línea de meta le dio la vuelta al mundo. Con esa atrevida propuesta quiso denunciar la violenta persecución del Gobierno de Etiopía a la etnia oromo, a la que él pertenece.
El triunfo del keniata Eliud Kipchoge, medallista de oro, quedó en un segundo plano ante el símbolo de las manos cruzadas, el cual se volvió un mensaje al mundo para declarar ante la opinión las barbaridades y la violencia que afectan a su perseguida tribu y que les han costado la vida a miles de personas de la comunidad, que abarca a unos 35 millones de habitantes, más o menos, el 30 por ciento de la población de Etiopía, que a este año, según la Organización de Naciones Unidas (ONU), está en 103 millones.
Lilesa, quien esta noche aterrizará en la capital del país procedente de Dallas (EE. UU.), y será una de las figuras en la media maratón de Bogotá, que se corre este domingo, pudo tres meses después de los Olímpicos reunirse con su esposa y sus hijos de 6 y 3 años, a los que no veía desde antes de las justas.
Pero fue en Florida (EE. UU.), a donde inicialmente se trasladó, luego de negarse a regresar a su país ante el temor a ser asesinado por las fuerzas gubernamentales o ser encarcelado, pese a las garantías que le ofrecía el Gobierno. Hoy en día vive con su familia en Arizona, donde entrena y consolida su lucha política.
Un héroe de los oromoEl triunfo del keniata Eliud Kipchoge, medallista de oro, quedó en un segundo plano ante el símbolo de las manos cruzadas, el cual se volvió un mensaje al mundo para declarar ante la opinión las barbaridades y la violencia que afectan a su perseguida tribu y que les han costado la vida a miles de personas de la comunidad, que abarca a unos 35 millones de habitantes, más o menos, el 30 por ciento de la población de Etiopía, que a este año, según la Organización de Naciones Unidas (ONU), está en 103 millones.
Lilesa, quien esta noche aterrizará en la capital del país procedente de Dallas (EE. UU.), y será una de las figuras en la media maratón de Bogotá, que se corre este domingo, pudo tres meses después de los Olímpicos reunirse con su esposa y sus hijos de 6 y 3 años, a los que no veía desde antes de las justas.
Pero fue en Florida (EE. UU.), a donde inicialmente se trasladó, luego de negarse a regresar a su país ante el temor a ser asesinado por las fuerzas gubernamentales o ser encarcelado, pese a las garantías que le ofrecía el Gobierno. Hoy en día vive con su familia en Arizona, donde entrena y consolida su lucha política.
El etíope recibió el aval y el visado por parte de las autoridades de Estados Unidos en condición de refugiado. Así ha pasado desde agosto del 2016, y el maratonista se convirtió en héroe para su etnia, pero para otras tribus minoritarias afines al Gobierno es un desertor que traicionó al país.
“Realicé ese gesto por la actitud del Gobierno de mi país contra los oromos. Desde el 2015, un millar de personas han resultado muertas”, afirmó Lilesa en una rueda de prensa posterior a la carrera. “Tengo familiares en prisión. Si hablas sobre democracia, te matan. Si vuelvo a Etiopía, tal vez me maten o me metan a la cárcel, pero ya tomé esa decisión”, reconoció en ese momento el deportista, perteneciente a dicha etnia en Etiopía.
“Realicé ese gesto por la actitud del Gobierno de mi país contra los oromos. Desde el 2015, un millar de personas han resultado muertas”, afirmó Lilesa en una rueda de prensa posterior a la carrera. “Tengo familiares en prisión. Si hablas sobre democracia, te matan. Si vuelvo a Etiopía, tal vez me maten o me metan a la cárcel, pero ya tomé esa decisión”, reconoció en ese momento el deportista, perteneciente a dicha etnia en Etiopía.
Tengo familiares en prisión. Si hablas sobre democracia, te matan.
Los oromos se han unido a las protestas y alegan que son excluidos del proceso político y del desarrollo económico. En ese país, los amharas, tribu minoritaria, han gobernado desde la descolonización y mantienen desde los años 70 una guerra interna contra los oromos. Pese a la presión de soportar el exilio, Feyisa no ha bajado los brazos.
“Yo les pido a los periodistas que hablen de la democracia que no existe en mi país y de los intereses económicos que apoyan la represión de los oromos”, reclama Lilesa cada que dialoga con la prensa.
Lilesa, primer etíope en la historia en ganar una medalla olímpica de plata en maratón, llega a Bogotá con su estampa de favorito.
Ha ganado las maratones de Tokio (Japón), Dublín (Irlanda) y Xiamen (China), su doble corona en la media maratón de Houston (EE. UU.) y su más reciente título en la media maratón de Nueva York, en marzo de este año. También, en sus logros está el bronce en la maratón del Mundial de Daegu 2011. Lelisa posee registros de 21k por debajo de los 60 minutos (59 min 22 s, Houston 2012) y de 42k en 2h 4 min 52 s, toda una figura de la resistencia atlética mundial.
Se convirtió en el hombre más joven, cuando tenía 20 años, en completar una maratón en menos de 2:06 horas (2:05:23 en Róterdam 2010). Además posee la octava mejorar marca en la historia del maratón olímpico, con 2 h 9 min 54 s.
Ha ganado las maratones de Tokio (Japón), Dublín (Irlanda) y Xiamen (China), su doble corona en la media maratón de Houston (EE. UU.) y su más reciente título en la media maratón de Nueva York, en marzo de este año. También, en sus logros está el bronce en la maratón del Mundial de Daegu 2011. Lelisa posee registros de 21k por debajo de los 60 minutos (59 min 22 s, Houston 2012) y de 42k en 2h 4 min 52 s, toda una figura de la resistencia atlética mundial.
Se convirtió en el hombre más joven, cuando tenía 20 años, en completar una maratón en menos de 2:06 horas (2:05:23 en Róterdam 2010). Además posee la octava mejorar marca en la historia del maratón olímpico, con 2 h 9 min 54 s.
AFPr lo pronto, el domingo, mientras en Etiopía se sigue viviendo el mando del régimen sobre los oromos, Lelisa intentará extender su historia en las pruebas de largo aliento sin persistir en su titánica lucha a favor de los derechos humanos de su tribu.
JAVIER ARANA
Redactor de EL TIEMPO
En Twitter: @arana_javier
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