“¿Y si pierde en su despedida? ¿Qué hará?”, le preguntaba un atrevido reportero de los cientos que se dieron cita. El Relámpago, que llega séptimo del ránking mundial, cortaba por lo sano: “No va a suceder, así que no tendremos ese problema. Por alguna razón siempre me dan como perdedor, pero eso me motiva más. La última carrera de 100 que corrí fue en 9.95. Muestra que iba en la dirección correcta, voy adelante, no estoy preocupado. Será una competición muy divertida”. En el Estadio de Stratford en el que ganó tres oros olímpicos en 2012 le esperan De Grasse, Coleman, Gatlin, Simbine… hombres muy rápidos, pero Usain insiste: “Aquí se trata de mantener el tipo. Mis rivales serán cada uno de los 7 hombres que se planten en la línea de salida en la final”.
Bolt, con su sonrisa permanente y acompañado por sorpresa de sus padres, reconoció: “Nunca pensé que sería tres veces campeón olímpico de 100 y 200, ni que haría los récords mundiales”. Pero también lanzó un deseo: “Espero no ver a nadie que bata mis récords. Ningún atleta alguna vez desea que su récord mundial sea batido. No quiero verlo. Quiero que mis hijos vean mis plusmarcas cuando tengan 15 y 20 años y pueda decirles: ‘Véis, sigo siendo el mejor”.
¿Qué hará cuando se retire? “Va a ser difícil, el atletismo es todo, lo he estado haciendo desde que tenía 10 años, no sé qué quiero hacer, por eso quiero jugar al fútbol, nunca se sabe. Estoy esperando a que me llame Mourinho. Podría actuar en películas de acción. Pero no le engaño, estoy deseando ver mi primer 100 de un gran campeonato como espectador”. Reconoció que le encanta que le digan que es “una leyenda” y que la gente que no sabe inglés le pare por la calle y le haga su gesto de El Relámpago. El próximo sábado hará su último 100 individual en unos Mundiales. Renunció al 200. Londres aguarda al jamaicano que ha cambiado el atletismo del siglo XXI.
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