Corren por su vida



Aunque así lo dicte el ADN, la vida no es tan fácil para los corredores extranjeros radicados en México. Las ganancias cada día son menores y la esperanza de producir para los suyos, se disuelve a pasos, a trotes… a carreras.

Para nadie es un secreto que los corredores extranjeros provenientes de países africanos como Kenia, eligen situarse en México por la factibilidad de ganar competencias pedestres; el atletismo mexicano no vive su mejor momento, y para los extranjeros, significa la oportunidad ideal de hacerse de las bolsas de premiación, aunque estas sean cada vez más escuálidas.

Desde hace años, los corredores kenianos se instalaron en México con el único fin de trabajar: su rutina diaria consiste en educar el cuerpo para competir, y una vez en la justa, ganar, para con ello poder sobrevivir. Sus gastos se dividen en la manutención de su familia primaria y posteriormente, lo que sobra, en mandarlo a su países, donde otros similares les sobreviven ante la adversidad. Es su forma de ganarse la vida, aunque a veces esta les pague con su cara más injusta.

Para poder estar legalmente en México, un nutrido grupo de corredores extranjeros, que en algún momento llegó hasta los 200 inscritos, deben cumplir con el papeleo necesario ante el gobierno mexicano, además de estar inscritos a las listas oficiales de la Federación Mexicana de Asociaciones de Atletismo, entidad que les cobra el 14% de la premiación que logren conseguir, mientras que a un corredor mexicano se le cobra la mitad. Aún así, en su momento, el correr fue un negocio redondo para los corredores extranjeros, pero hoy ya no lo es.

Hasta hace apenas algunos días, luego de haber ganado el Maratón de León, se reportó al corredor keniano Francis Muendo como desaparecido. Horas más tarde, a finales del pasado mes de octubre, se dio a conocer que al parecer, el corredor había tenido problemas en Texas por migración y que corría el riesgo de ser deportado a su país. Esto es un peligro constante, es el riesgo de no cumplir con el papeleo necesario y apostarle todo al atletismo, su única manera de sobrevivir.

“Ellos deben estar afiliados, regulados. Deben estar regulados en el país, por lo que se registran con un mánager para que puedan participar. Todo inmigrante busca desarrollarse, y con su pódium apuestan a lo que puedan ganar para ellos, así como para mandar a sus países de origen”, reconoce Elena Solís, quien es representante de un grupo fuerte de corredores extranjeros, y que conoce las entrañas de sus vidas, a veces, laureadas por las ganancias, pero siempre con pesadez en los hombros y la obligación de producir para sobrevivir.


Sin embargo, en México los corredores extranjeros que están registrados no poseen la etiqueta de estelares, sino que pertenecen a un grupo de segunda fuerza. Los mejores se dedican a competencias europeas y en algunos casos, llegan a brillar en Juegos Olímpicos. Al resto, les toca el infierno de salirl en búsqueda de oportunidades.

“Se ha quedado estable, se ve que pasan los años, algunos se van, otros regresan, otros más tienen familia pero sí ha bajado la cantidad”, reconoce Elena Solís, quien mientras los atletas le necesiten, seguirá con su faceta de representación desde la Ciudad de México.

Así, las vidas entre zancadas, galardones y un andar lejos de casa. ¿Cuánto tiempo más les será benéfico establecerse en México a los corredores extranjeros?

Dejó de ser atractivo

Para José Pilar Esquivel, promotor del atletismo guanajuatense, la presencia de corredores extranjeros en los eventos de ruta se ha reducido debido a que la bonanza cada vez es menor.

“Ha dejado de ser atractivo para los corredores kenianos, incluso antes se les pagaba para que vinieran pero ya no es diferencia. Además las marcas ya son bastante malas, no bajan de las 2 horas y 15 minutos en el maratón. El último que tuvo éxito en los 10 kilómetros acá en Guanajuato fue Hillary Kimayo”, reconoció Pilar Esquivel.

Ante los problemas que se han presentado de doping, el único organismo que puede hacer algo para mejorar es la Federación, pues es su tarea, y mientras no mejore el atletismo local, el extranjero que llega, aprovechará también su partido; “Eso lo tiene que regular la federación (…) no todos los fenómenos de migración son buenos, como todo hay algunos corredores buenos, otros no tanto pero el mayor problema es que no son de primer nivel, sino que están varados en nuestro país, pero para ellos es bueno a comparación de lo que hacen en Kenia”, concluye Esquivel quien ha lidiado con diversos corredores extranjeros en sus años al frente de la promotoría atlética

Fuente: https://www.am.com.mx/2017/11/12/leon/deportes/corren-por-su-vida-394435

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