Cuando alguien da positivo la primera consecuencia no es el proceso que normalmente acaba en suspensión y, en el caso de los deportes que se toman más en serio la lucha andtidopaje, también en sanciones retrospectivas.
La primera consecuencia, y más en el caso de deportistas de élite, es la necesidad de dar una explicación. La intención suele ser eludir la responsabilidad personal o, al menos, que quede 'acreditado' que fue sin querer. Algunas de esas excusas, sin embargo, merecen estar en los anales de lo pintoresco.
Empecemos con algunas trampas, también pintorescas. No tuvo ocasión de dar muchas excusas uno de los primeros 'cazados', el ciclista Michel Pollentier, que en el Tour de 1978 pretendió en control utilizar una pera neumática llena de orina limpia, conectada a un tubo oculto bajo su propio pene. Le pillaron.
Igual que casi 30 años después el atleta italiano Devis Licciardi, que intentó repetir la jugada con un pene falso. Un refinamiento es inyectar orina limpia en la vejiga. Más sofisticado fue el sistema de sustituir las muestras contaminadas por otras limpias, como relató el arrepentido doctor Grigori Rodchenkov que se hizo en el laboratorio olímpico de Sochi 2014.
A juzgar por las consecuencias, el COI creyó su declaración y las pruebas aportadas. Hay quien declara, sin embargo, que a Mike Tyson sí le funcionó el truco del pene falso. El mismo Tyson, por ejemplo.LaShawn Merritt, oro olímpico y mundial en 400 metros, dio positivo con la hormona DHEA.
En este caso no pretendió ocultar su pene, sino que precisamente alegó que el exceso se debió a un tratamiento para aumentar el suyo propio de tamaño. Dennis Mitchell, también atleta, apeló también al sexo afirmando que dio positivo por testosterona porque fue controlado tras una larga noche en la que tomó unas cuantas copas y, especificó, hizo el amor cuatro veces.
Los rivales de Dieter Baumann 'introdujeron' sustancias prohibidas en su dentífrico Otras veces se deja de lado el sexo y se alude a la conspiración. El atleta alemán Dieter Baumann señaló que sus enemigos manipularon su dentífrico para añadirle sustancias prohibidas.
Cuando el plusmarquista mundial de salto de altura Javier Sotomayor dio positivo por cocaína el propio líder cubano Fidel Castro atribuyó el caso a "un complot contra la Revolución por parte del enemigo imperialista y del crimen organizado".
El ciclista italiano Stefano Garzelli aludió a otro complot, en este caso dirigido a su alimentación.Otra parte de las alegaciones se refieren a atribuir el dopaje a hechos fuera de control del deportista. Por ejemplo, el mal estado de la alimentación. En casos de clembuterol y nandrolona son muchas las excusas que se refieren a la contaminación previa de la carne consumida, dado que las sustancias se utilizaron también en la industria cárnica, y en algunos casos legalmente. Fue el caso de Alberto Contador, del atleta David Martínez, que se ofreció a comerse un cerdo inoculado con nandrolona para ser analizado después y demostrar que su positivo se debió a ello (en su caso, el CEDD aceptó el argumento), o de David Meca.
Este alegó que se debió a haber consumido en Brasil un plato tradicional llamado sarapatel. En el caso del fútbol la FIFA alertó a sus afiliados del hecho, y retiró algunas sanciones por consumo de carne en lugares 'dudosos'.En estos casos a veces lo que no cuadra es la dosis.
El tenista Petr Korda, campeón del Open de Australia en 1998, aludió también a la carne para justificar la presencia de clembuterol en su organismo. El problema es que para la concentración encontrada hubiera tenido que comerse 40 terneras al día durante 20 años. Poco antes del positivo, en el vestuario del Open de Australia, algún graciosillo dibujó una jeringuilla sobre la mano que empuñaba la raqueta en un póster del checo.
La atleta española Mónica Pont dio positivo por cafeína y declaró haber tomado dos tazas de café en Portugal. La concentración equivalía a 35 tazas de café español. Las excusas del fútbol oscilan entre el descuido y la contaminación alimentaria En otras ocasiones se alude a descuidos. Algunos de ellos difíciles de controlar por la cercanía de las personas a quienes pertenecían realmente, a decir de los positivos, las sustancias detectadas.
El tenista Mariano Puerta, positivo tras la final de Roland Garros de 2005, frente a Rafael Nadal, habría bebido agua del vaso de su esposa, que contenía un medicamento prohibido. Maria Sharapova, positivo por meldonium en los primeros meses de 2016, señaló que ni ella ni nadie de su equipo había leído el informe enviado por la AMA de que la sustancia pasaba a ser positiva el 1 de enero de ese año.
Finalmente responsabilizó a la AMA por no avisarla expresamente. Recientemente el futbolista peruano Paolo Guerrero señaló que su positivo por un metabolito de cocaína se debió a haber usado para tomar un té una taza, sin lavar, previamente usada para tomar mate de coca. Esa misma sustancia provocó años antes el positivo de su compatriota Chemo del Solar.
En otros casos tienen su peso las relaciones familiares: El jugador de cricket Shane Wade se habría pasado con un diurético porque su madre le veía gordo. El futbolista Romario sucumbió a la coquetería: atribuyó su sanción por anabolizantes a un crecepelo. Diego Maradona, en uno de sus positivos, hizo lo mismo.
El ciclista Gilberto Simoni aludió a unos misteriosos caramelos que le regaló una tía suya de Perú. Se le absolvió. No es raro que los 'cazados' lo sean con sustancias que en realidad pertenecían a otros. Según ellos.
El ciclista Raimondas Rumsas alegó por su parte que los medicamentos encontrados a su esposa -testosterona, EPO, corticoides...-, eran para su suegra enferma. Frank Vandebroucke, con una despensa similar, afirmó que eran medicinas para su perro.Alguna historia semeja un culebrón.
El ciclista danés Michael Rasmussen perdió el Tour 2007 por tres faltas en el control de localización, que equivalen a un positivo. Finalmente reconoció que realmente se encontraba en Italia cuando había declarado estar en México por 'razones particulares' que insinuaban un asunto conyugal.
Finalmente reconoció que se llevaba dopando cerca de 10 años por entonces, y que lo siguió haciendo algunos más.Otros casos son francamente incontrolables. De ser ciertos.
El ciclista Tyler Hamilton explicó que las células ajenas a su organismo que encontraron en su sangre se debían a los restos de un gemelo nonato que habrían quedado incorporados a su organismo. Y en fin: el atleta Lewis Francis y el oro en snowboard Ross Rebaglatti habrían sido fumadores pasivos de cannabis.
El tenista Richard Gasquet, positivo con cocaína en 2009, habría sido besado por una chica que le habría pasado la sustancia.
Jemima Sumgong, campeona de maratón en Río 2016, dio positivo por EPO. La atleta alegó que la sangre no era suya, sino que la había recibido en una transfusión por un embarazo ectópico. Pero no pudo presentar pruebas creíbles.
Hay argumentos lingüisticos. En las Grandes Ligas estadounidenses de béisbol, muchos peloteros latinos han alegado no saber bien inglés y, por lo tanto, equivocarse al leer la composición de complejos vitamínicos.
Finalmente, hay casos de positivos de largo recorrido. Los atletas griegos Kenteris y Thanou huyeron de los controles preolímpicos de Atenas 2004: lo hicieron en moto y no pararon hasta que tuvieron un leve accidente, en el que la moto resultó con abolladuras en el lado contrario de que ellos tuvieron contusiones y rozadoras. Aunque fueron suspendidos, su caso no acabó su recorrido judicial hasta 2011: reconocieron que se habían saltado el control a propósito.
Fuente:Marca.com