México, 21 feb (EFE).- Cuatro meses después de haber quemado sus naves al emigrar a Austin, Texas, para superarse a sí misma, la mexicana Brenda Flores, campeona panamericana de los 10.000 metros, asegura que su cuerpo vuelve a acatar órdenes y eso le permite sentir una extraña sensación de felicidad.
"Cambió mi vida, mi manera de entrenarme, de comer, y hasta de hacer estiramientos y otra vez soy la dueña de mi cuerpo", dijo a Efe la corredora de 26 años que el pasado domingo corrió el Medio Maratón Electrolit de Guadalajara en 1h 13:33, su mejor marca.
"Logré eso sin tanta carga de trabajo, en un circuito con lomas y calor. Mejor preparada y con buenas condiciones puedo mejorar mucho más aunque de momento mi objetivo es bajar mis tiempos en 5.000 y 10.000 metros planos y ganar esas pruebas en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla". asegura.
El pasado 23 de agosto, en la noche de Taiwán, Brenda tomó la salida en la final de los 10.000 de la Universiada Mundial, su principal competencia del año. En la primera de las 25 vueltas sintió una corriente en el pie derecho y a la mitad de la prueba tuvo que abandonar, vencida por una fractura del segundo metatarsiano.
Pasó semanas acosada por la tristeza y al regresar tomó la decisión de emigrar a la Universidad de Austin, donde desde finales de octubre pasado pertenece al equipo de Ryan Ponsonby, el entrenador que llevó a la plata olímpica en 1.500 metros al estadounidense Leo Manzano.
"Me he sorprendido haciendo trabajos que no esperaba, he realizado más volumen y he corrido a más intensidad, pero los cambios han ido más allá, desde la introducción a las rutinas de repeticiones hasta el manejo de los ritmos y los ejercicios de fortalecimiento que tanto necesitaba mi cuerpo.
Brenda, graduada de sicología, dejó en México a su familia, su novio, sus hábitos alimenticios y sus tradiciones. Reconoce que la vida de emigrada es dura pero la agradece cada mañana porque la vida es solo una, la carrera de los deportistas es corta y ella quiere vivir ambas al máximo.
"Entrenarme duro es la manera de dar gracias, a la oportunidad y a los que se quedaron atrás y me apoyan como mi familia y mi novio. La meta es superarme y lo antes posible ganarme un lugar en las grandes carreras de Europa. Con trabajo lo puedo lograr", insiste.
Brenda tiene registros de 31:45.16 minutos en los 10.000 metros planos y de 15:30.87 en 5.000, los cuales buscará mejorar este año. En las próximas dos semanas trabajará en San Luis, centro de México, y después regresará a Estados Unidos, donde participará en algunas pruebas de ruta antes de concentrarse en la pista para preparar los Centroamericanos y del Caribe del verano entrante.
"El nivel subió en la región y los Juegos de Barranquilla serán duros. Hace cuatro años gané las dos de oro y ahora buscaré repetir eso, un reto difícil", comenta.
Con sus piernas largas y gran capacidad física, la joven parece tener las condiciones para en poco tiempo saltar a la prueba de 42 kilómetros 195 metros pero cree que su vida de emigrada debe crecer paso a paso y antes de competir maratón, necesita correr más rápido en la pista y bajar de 1h 12 en los 21 kilómetros con 97,5 metros.
"Siento mariposas en mi estómago, pero es mi ahora o nunca", dijo en octubre pasado antes de subir al avión. Cuatro meses después cree que ha valido la pena quemar las naves, más no celebra porque eso la puede distraer de su prioridad, trabajar en la pista para cuanto antes dejar de hablarle de usted a las mejores del mundo.
EFE