José Alejandro Barrondo nunca lo ha tenido fácil. A los cinco años ya acompañaba a su padre a recoger leña a las montañas de Raxquij, en San Cristóbal Verapaz (Guatemala). Eran dos horas de dura subida pero él, a diferencia de sus hermanos y su progenitor, llegaba arriba fresco como una lechuga.
Luego, eso sí, había que bajar con una enorme carga de dos metros en una cesta sobre la espalda. La cosa empeoró cuando José, su padre, abandonó a María, su madre, dejándola casi en la indigencia con siete hijos. José Alejandro capeó este nuevo revés del destino trabajando de limpiabotas, con la noble intención de ayudar en lo posible a su madre y, de paso, financiar sus estudios.
La perseverancia nos lleva a alcanzar las metas que nos trazamos. Me han descalificado varias veces, hubo momentos en que me quise rendir por falta de apoyo pero estamos en el podio panamericano"
Sin embargo, todo cambió el 4 de agosto de 2012.
Ese día, su primo Érick Barrondo se convirtió en el primer guatemalteco en ganar una medalla olímpica al ser segundo en los 20 kilómetros marcha de los Juegos de Londres de 2012.
En noviembre de ese mismo año, mientras trabajaba de ayudante de albañil en la casa que Érick se estaba construyendo, José Alejandro se acercó a Jorge Coy, el entrenador que había descubierto al medallista olímpico, y le pidió una oportunidad en el Centro de Alto Rendimiento de Cobán.
El primo de Èrick
Pocos meses después, el 'nuevo' Barrondo se quedaba muy cerca de una medalla en los 10.000 metros marcha del Mundial Juvenil de Donetsk (Ucrania) al ser descalificado cuando marchaba segundo a escasos cien metros de la línea de meta.
Desde entonces, su progresión ha sido constante, hasta sumar su primera gran medalla internacional el pasado domingo en los Juegos Panamericanos de Lima, donde acabó tercero en los 20 kilómetros marcha.
Admiro mucho a Érick y lo respeto. He aprendido de él que el trabajo fuerte es lo único que te lleva a un buen resultado, pero siempre voy a ser José Alejandro"
José Alejandro, que ahora tiene 22 años, quiso marcar su territorio poco después de cruzar la línea de
meta: "La mayoría de las personas me conocen como el primo de Érick, pero creo que he luchado por mi propia historia.
Admiro mucho a Érick y lo respeto. He aprendido de él que el trabajo fuerte es lo único que te lleva a un buen resultado, pero siempre voy a ser José Alejandro"."La perseverancia nos lleva a alcanzar las metas que nos trazamos.
Me han descalificado varias veces, hubo momentos en que me quise rendir por falta de apoyo pero estamos en el podio panamericano. Eso representa mucho. Sé que muchos no se lo esperaban pero yo sí lo soñaba", aseguró emocionado José Alejandro, el limpiabotas que prolonga la dinastía Barrondo.
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