ENTREVISTA - Kipchoge: "Hay más dolor al entrenar que en la maratón"

 

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ENTREVISTA PARA AS.COM

Eliud Kipchoge (36 años) es el hombre que ha revolucionado la maratón. Atendió a AS en su visita al campamento del NN Running Team en Kaptagat donde vive más de ocho meses al año.


Eliud Kipchoge (36 años) es un cometa único en la historia de la maratón. Doble campeón olímpico, plusmarquista mundial y el atleta que bajó de las dos horas en Viena... El keniano charla con AS en el campamento del NN Running Team de Kaptagat, donde vive más de ocho meses al año.


-¿Cómo ha sido su vida desde que ganó su segundo oro olímpico en maratón en los Juegos de Tokio, en Sapporo?

-Ha sido buena, fácil, de mucho relax a nivel de correr, pero estuve ocupado con otros asuntos. Tuve tres semanas de reposo total, estuve con mi gente en mi casa de Eldoret, unas semanas fuera del campamento de Kaptagat, y poco más.

-No es usted de fiestas.

-La celebración para mí termina al cruzar la línea de meta, y así fue en Sapporo. Festejé el triunfo cuando llegué (se ríe). Para mí, una gran celebración supone poner más responsabilidad sobre ti, te genera más obligaciones. Así que es bueno controlar esa presión y centrarse en otros objetivos. Yo sigo el consejo de Steve Covey, que dice que todo comienza y termina en tu mente, eso significa: ‘Simplemente trabaja duro e interioriza ese trabajo’.

-Usted sólo compite dos veces al año, ¿le cuesta ponerse en forma o es algo mecánico?

-A veces es difícil por la presión, y todos esperan que estés en forma en dos días y no, no es posible. Por suerte, amo correr y tengo personas alrededor que me apoyan. Una de las más importantes es Patrick Sang, mi entrenador deportivo, de vida, y de negocios. Él es un maestro y yo un estudiante, que respeta todo lo que dice.


-Sang dice que usted, con 36 años y habiendo ganado todo (15 maratones, el récord mundial, el reto de bajar de dos horas...), aún “mantiene el fuego”. ¿Cuál es el secreto?


-La clave es ser profesional, respetar el deporte y lo que haces todos los días, dejar otras cosas aparte y concentrarte en tu trayectoria al cien por cien.


-Lleva en la élite casi 20 años, desde que en 2003 fuera campeón mundial de 5.000 en París por delante de Bekele y El Guerrouj. ¿Qué ha cambiado en su forma de vivir y entrenar?


-Poco, casi nada. Es el mismo código, el mismo pensamiento. No niego que en el pasado cometiera errores, sobre todo cuando corría en pista, pero también disfruté todo lo que sucedió. Lo bueno es que he estado en el carril correcto la mayor parte del tiempo. En 2003 todavía era joven y trataba de conocer lo que pasaba en el mundo. Ahora soy mayor, pero sigo en fase de aprendizaje.


-¿Cómo es su rutina diaria?


-Me levanto a las cinco de la mañana para prepararme. A las seis estoy ya en el primer entrenamiento. Vuelvo a darme una ducha. Voy a desayunar, me relajo un poco y veo lo que pasa en el mundo a través de las redes sociales. Tal vez luego hago algunos ejercicios, descanso otro poco, almuerzo, trato de dormir una siesta de una hora y hago la segunda sesión. Más tarde tomo el té y de nuevo me relajo. A las nueve estoy en la cama. Mis comidas favoritas son el ugali y el té africano, y bebo tres litros de agua al día (Kipchoge vive de lunes a sábado en el campamento de Kaptagat con 35 compañeros).


-Vayamos con su entrenamiento: ¿en qué consiste?


-Suelo hacer sobre 200 kilómetros a la semana, hay un día de series en la pista (tienen una de tierra de 380 metros junto al campamento), otro de carrera larga (sobre 30 kilómetros), que para mí es el más exigente, y un fartlek (cambios de ritmo). Esos días intento ir más fuerte del 80%. En el resto de sesiones, que son carrera continua, voy sobre el 50%. Trato de no agotarme nunca en los entrenamientos. También hago muchos ejercicios porque son importantes para evitar lesiones. Sé y considero que mi vida es dura, porque trato de hacer cosas diferentes, pero también tiene partes muy buenas.


-Es una superestrella, podría entrenarse en cualquier parte, pero nunca piensa en cambiar el lugar donde lo hace. Es feliz en Kaptagat, ¿verdad?


-Lo que conduce a que alguien tenga éxito son las pequeñas cosas. Por eso, todavía me quedo donde comencé. Y confío en que acabaré aquí.


-¿Se sufre más en un entrenamiento o durante la maratón?


-Hay más dolor en el entrenamiento. Pero si tengo tiempo suficiente tiempo para preparar una maratón, como durante cuatro o cinco meses, sé que estoy listo para el desafío. Eso es lo que hace a mi mente estar realmente en paz cuando voy corriendo, porque saco todo lo que hay en mis piernas. Sé que hecho lo suficiente para no perder la alegría de correr y disfrutar. Así que creo en el trabajo, la exploración interior y la planificación, pero no en el éxito.


-Aparentemente, durante una maratón, su gesto nunca cambia. ¿Qué pasa en realidad por su cabeza en esos 42,195 kilómetros?


-Durante la competición pasan muchas cosas por mi mente, pero trato de bloquear los estímulos negativos. Busco concentrarme y mantener el ritmo correcto, escuchar las sensaciones en mi cuerpo. Intento que mi cabeza esté presente en la carrera todo el tiempo, tener controlada la distancia y poner el foco en la línea de meta.


-Pero es que usted tiene el mismo rostro en el kilómetro 1 y en el 35, a veces sonríe…


-Creo que el secreto es disfrutar corriendo, y estar feliz por lo que has estado haciendo durante todos esos meses que has entrenado. La prueba en sí sólo es el día de sacar ese trabajo.



-¿Entonces sonríe o no?


-(Se ríe a carcajadas). Esa es mi forma de ser.


-¿Tiene algún truco para cuando va en carrera?


-No, ninguno. Sólo trato de concentrarme y sacar adelante todo el trabajo.


-¿Cuál ha sido la cita más estresante, en la que más presión ha vivido?


-Creo que fue el reto Ineos 159, el de bajar de las dos horas en Viena en 2019. Esa noche de antes pensé mucho, pero mi mente estaba tranquila. Los entrenamientos habían salido, sin embargo, estaba la presión de los medios, los aficionados, la empresa… Me decía: ‘El mundo entero te está viendo actuar y tienes la posibilidad de hacer historia’. Me preguntaba: ‘¿Qué pasará si pierdo, qué pasará si sucede algo y me retiro de la carrera? ¿Cuál es el impacto en el mundo entero?’. Fue difícil, pero soy feliz de haberlo hecho y de que el mundo entendiera este deporte.


-¿Se considera un pionero?


-Tal vez sí, tal vez no (se ríe).


-Usted ha ganado mucho dinero, podría haber dejado esto ya y comprarse una gran casa, cochazos… No obstante, sigue con esta vida espartana.


-Es complicado caminar por la calle sin que no te conozcan, pero yo trato de seguir tranquilo y con un perfil bajo. Creo que mantenerme alejado de los focos y de esa primera línea me da más tiempo para convertirme en la persona que necesito ser. Es tan simple como eso. Todavía trabajo durísimo, y pienso que ponerte a conducir coches de lujo y vivir una vida social muy agitada puede derribarte y acabar con tu rendimiento.


-¿Es cierto que nunca ha bebido alcohol?


-Sí, no bebo alcohol. E incluso cuando lo deje, no voy a beber. No está en mi mentalidad. Ya sabe, si bebes, olvidas algunas cosas. No quiero olvidar, quiero vivir una vida en la que los jóvenes y los que no están informados puedan ver la parte positiva de no beber.


-Su carrera también ha ido muy unida al desarrollo de las zapatillas de fibra de carbono, que han revolucionado todo.


-Creo que el avance de las zapatillas va en la dirección correcta. En este mundo, el desarrollo y las tecnologías van de la mano. Y las zapatillas no se pueden quedar atrás. No se trata de un rendimiento real, sino de que si entrenas muy duro, tus músculos pueden recuperarse más rápido. Necesitas una zapatilla no sólo para soportar todo el impacto, sino para reducir parte del impacto en tus músculos. Yo en mis entrenamientos más exigentes uso las Beta Alphafly (un prototipo diseñado exclusivo para él).


-Alguna vez regaña a alguien por usar el móvil, ¿siempre está enfocado en su mente?


-Estoy bien pensando en mi mente, y también la tecnología es genial para mí. Sí es cierto que cierro todo hasta que termino de entrenar por la mañana. Trato de estar más presente donde verdaderamente estoy, en el campamento, conmigo mismo. Es verdad que tras la ducha y el té miro mi teléfono y los mensajes, y qué información hay. Si necesito llamar a alguien. Pero nunca voy a llevar el teléfono a mi entrenamiento.


-El atletismo en Kenia alguna vez ha estado bajo sospecha...


-En una granja tenemos malas hierbas y hay buenas plantas. En el deporte también hay aspectos negativos y positivos, pero yo me concentro más en las cosas buenas. Me tomo mi tiempo para hablar con atletas jóvenes cada vez que tengo oportunidad. Les ayudo y les hablo, enseñándoles cómo vivir la vida y a vivir en el deporte, a pensar en una carrera deportiva y a ser más profesionales.


-Hay hasta una película documental sobre usted, ‘El último hito’ se llama.


-Significa mucho para mí, soy feliz al verla. Mucha gente se ha interesado en ver la película. Mi felicidad está en comprobar la inspiración de los aficionados, que sientan a un hombre que fue puesto en este mundo para correr. Algún día me gustaría escribir un libro.


-Sólo mostró fragilidad una vez, tras la maratón de Londres en 2020...


-Si alguien te golpea, como con una descarga eléctrica, te quedas en shock. Pero cuando te repones, te das cuenta de que esos son los desafíos, y entonces regresas, entrenas más duro. Podría borrarlo de mi mente, pero prefiero que esté ahí para aprender.


-Es un gran aficionado a los deportes.


-En la Fórmula 1 mi equipo favorito es Mercedes. Y mi piloto preferido es Lewis Hamilton. Admiro a Roger Federer. Sigo a LeBron James en el baloncesto o a Fabio Quartararo en MotoGP. Soy hincha del Tottenham en la Premier League, me gusta el Ajax en Holanda, el PSG en Francia y el Barça en España.


-¿Prefiere al Barça al Real Madrid?


-Sí, completamente (se ríe).


-¿Cuáles son los planes de Kipchoge a corto plazo?


-Me gustaría probar las grandes maratones, los majors. Tengo tres (Londres, Berlín y Chicago), me faltarían otros tantos para llegar a los seis (Nueva York, Boston y Tokio).


-¿Y París 2024? Podría ser el único atleta en la historia con tres oros olímpicos en maratón.


-Aún no lo he decidido.


-Llegaría con 39 años...


-Trato de entrenarme al mismo nivel de siempre, establezco bien mis prioridades. La autoexigencia en pequeños hábitos es lo que ha contribuido a mi longevidad y a ser lo que soy.


¿Y veremos un duelo con Bekele?


(No responde, se ríe a carcajadas de diez segundos).


-¿Cree que es posible batir su récord mundial de 2h 01:39?


-Sí, considero que sí. No sé cuánto, pero sé que para mí es posible correr más rápido antes de retirarme.



FUENTE DE LA ENTREVISTA  as.com en https://as.com/masdeporte/2021/10/27/atletismo/1635358954_660483.html








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