El estadounidense Cole Hocker se convirtió en el gran protagonista de la jornada en el Estadio de Francia, dónde se coronó campeón olímpico de los 1.500 metros destronando al principal favorito, el noruego Jakob Ingebrigtsen, cuya tristeza contrastó con la felicidad del griego Miltiadis Tentoglou, campeón en longitud, o de la bahreiní Winfred Yavi en los 3.000 obstáculos.
Cole Hocker dio una lección de pundonor, táctica y poderío físico para tocar el cielo en París en los 1.500, prueba que se adjudicó con 3:27.65, récord olímpico, en una carrera en la que uno de los grandes favoritos, Jakob Ingebrigtsen, se desfondó y quedó cuarto ante el asombro de los presentes. Hocker afrontó la final en París, en un estadio majestuoso abarrotado por casi 80.000 espectadores, con la sexta mejor marca personal de los doce participantes, por lo que no entraba en ninguna quiniela para ganar. De hecho, todas las miradas estaban puestas en el duelo de máxima rivalidad que mantienen, dentro y fuera de las pistas, Ingebrigtsen y el escocés Josh Kerr, que ya privó al noruego del título mundial de 1.500 el pasado año en Budapest.
El noruego, que lideró la prueba hasta la última curva, se hundió físicamente en los últimos cien metros, en los que fue adelantado por tres rivales, siendo el más rápido, y también con más convicción, Hocker, que llegó por la calle uno y levantó primero los brazos en meta parando el crono en 3:27.65. Por detrás, segundo, Josh Kerr con 3:27.79, plata con récord nacional, y el también estadounidense Yared Nuguse, bronce con 3:27.80, marca personal.
Ingebrigtsen, cuarto, llegó en 3:28.24 con cara de resignación, ya que de favorito pasó a quedarse fuera del podio y, además, viendo que Hocker le arrebataba el récord olímpico que poseía desde el 7 de agosto de 2021, en Tokio, cuando ganó con 3:28.32.